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La Plaza de Toros de Tánger


 
TOROS

Tánger recupera las corridas de toros para atraer turistas españoles

  • La ciudad marroquí cuenta con un coso de los años cincuenta.
  • La última feria se celebró en 1970.

Paza de Toros de Tánger

Pedro Fernández Barbadillo. Madrid…. (04-02-2011)

De Cataluña salen corriendo no sólo las empresas (Sony, Yamaha, Philips, Braun, Nissan), sino también los ciudadanos que tienen algún gusto, alguna idea o algún vicio opuesto al régimen dominante. Después de la prohibición de las corridas de toros por el Parlamento catalán en 2010, los catalanes aficionados a la tauromaquia que quieran asistir a una corrida tendrán que viajar a Aragón, a Valencia o a Francia… o quizás a Tánger.

Sí, a Tánger, la ciudad marroquí famosa por sus espías y sus aventureros, cuya decadencia empezó con la independencia del reino alauí: los reyes de Rabat, afrancesados, querían arrasar la presencia española en el norte del país, y luego en Ifni y en el Sáhara. Desde los años cincuenta, Tánger ha sido una ciudad en decadencia hasta que el nuevo rey, Mohamed VI, puso en marcha la Zona Franca de Tánger, para atraer empresas europeas y con la intención de arrebatar tráfico de contenedores a Algeciras. Es un grave contraste con el desdén a que Hassan II sometió al norte marroquí. De hecho, varias docenas de empresas españolas ya están establecidas allí. Incluso se iba a levantar un polígono industrial para recibir empresas catalanas que abandonasen la madre patria.

La Última corrida de toros en Tánger 1970 con participation d’El Cordobes

Manolete en Melilla

Pero Tánger fue española, y no sólo durante el reino visigodo, sino durante unas décadas del siglo XX. Era una ciudad con un estatuto internacional, una de cuyas potencias administradoras era España. Ahora, los tangerinos o tingitanos, gente lista y práctica, creen haber encontrado una fuente de ingresos en estos tiempos de crisis. Los españoles dejaron en la ciudad una plaza de toros, que se inauguró el 27 de agosto de 1950 con un cartel formado por Agustín Parra Parrita, José María Martorell Navas y Manuel Calero Cantero Calerito y toros de Fermín Bohórquez. Tenía capacidad para más de 13.000 localidades. La última corrida se celebró en octubre de 1970 y en la actualidad la plaza, que ha pasado a ser propiedad del ayuntamiento, está abandonada y medio destartalada; en sus ruinas malviven unas familias marroquíes y en el ruedo picotean unas gallinas. La huella que los españoles dejaron en Tánger fue profunda e incidió, sobre todo, en las costumbres populares, tal y como muestra el Gran Teatro Cervantes, en la calle de Esperanza Orellana, recientemente restaurado por la Junta de Andalucía.

El coso de Tánger

El coso de Tánger es una de las tres plazas de toros que hay en África.

Las otras dos son la de Melilla, inaugurada en 1947 y donde iba a torear Manolete después de hacerlo en Linares, donde murió, y la de Maputo (Mozambique), antigua colonia portuguesa bajo el nombre de Lourenço Marques.

El presidente del Consejo Regional de Turismo de Tánger, Mustapha Boucetta, ha planteado recuperar las corridas de toros para atraer aficionados españoles. Boucetta, según el periódico económico marroquí L’Économiste, parte de que “la tauromaquia es un espectáculo muy apreciado por los españoles” y la reapertura de la plaza de toros podría ser una manera de captar turistas que fuesen a Tánger a ver las corridas y se quedasen al menos un fin de semana en la ciudad y sus alrededores. Los turoperadores podrían vender las entradas y los paquetes turísticos en España.
Boucetta añadió como argumento a favor de su proyecto que los marroquíes debían aprovecharse de la prohibición de las corridas que se está imponiendo en varias regiones españolas para hacer negocio.

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