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Pasajeros desnudos y cacheos extremos


OLA DE INDIGNACIÓN POPULAR

Clamor en EEUU contra los ‘porno-escáneres’ y abusos sexuales en aeropuertos

  • Las nuevas medidas de seguridad implantadas por Obama en los aeropuertos de EEUU han desatado una ola de indignación.
  • Legisladores, organizaciones civiles y ciudadanos rechazan los escáneres de cuerpo entero, que muestran a los pasajeros desnudos, y los cacheos extremos, al borde del abuso sexual.
  • Abusos, tocamientos y porno-escáneres

DANIEL LUNA  2010-11-23

«Si me toca el paquete, voy a hacer que le arresten». Cuando el 13 de noviembre John Tyner advirtió de esta forma al agente de seguridad del aeropuerto de San Diego no sabía que su frase lo convertiría en un héroe popular. Reacio a pasar por un escáner que lo mostraría como Dios lo trajo al mundo, este informático de 32 años prefirió en lugar de eso someterse a un cacheo.

Pero cuando el agente le explicó en qué consistiría («voy a ponerle una mano en la cadera y otra en la ingle. Después voy a recorrer la parte interna de su muslo, lentamente, de arriba a abajo, dos veces por delante y otras dos por detrás») cambió de idea: «No entiendo por qué tengo que someterme a abusos sexuales para montar en un avión».

Tras una larga discusión Tyner fue expulsado del aeropuerto, y ahora la TSA (Transportation Security Administration), agencia del Gobierno encargada de la seguridad en el transporte, le amenaza con una multa de 10.000 dólares. Pero la escena, grabada con su teléfono móvil y colgada en Youtube, ha hecho de su acto de rebeldía un símbolo de la resistencia popular a estas nuevas medidas, que han generado incontables protestas ciudadanas.

¿A qué se debe el revuelo? El verano pasado el Gobierno de Barack Obama comenzó a instalar scanners de cuerpo entero en los principales aeropuertos del país. Estas máquinas, financiadas con el dinero del llamado «paquete de estímulo», muestran el cuerpo desnudo del pasajero con mucho detalle, y además aumentan el riesgo de cáncer.

Quienes no quieran pasar por lo que algunos llaman ya los «porno-scanners» serán sometidos a un «cacheo aumentado» (enhanced pat-down) en el que un agente del mismo sexo le palpa de arriba abajo para comprobar que ningún pliegue de su cuerpo esconde explosivos u otros objetos peligrosos.

Las situaciones degradantes para los pasajeros se suceden cada día. En el aeropuerto de Charlotte, Carolina del Norte, los agentes de la TSA obligaron a una azafata operada de cáncer de pecho a mostrarles su prótesis mamaria. En el de Salt Lake City a un niño de no más de ocho años le quitaron la ropa en público. En Chicago, la víctima de una violación asegura que revivió esa agresión cuando los agentes de la TSA le tocaron los genitales.

El comentario más generalizado en los foros de Internet es que cualquiera de estas acciones sería un grave delito, si no fuera porque las lleva a cabo el Gobierno. La Red echa humo con testimonios de abusos de todo tipo.

La autora de un conocido blog sobre maternidad, Erin Chase, ha hecho públicos los detalles, muy explícitos, de su experiencia en el aeropuerto internacional de Dayton, Ohio, donde le palparon las partes más íntimas de su cuerpo.

Cada vez más padres denuncian «abusos sexuales» contra sus hijos, algunos de los cuales salen de estos cacheos entre lágrimas tras ser manoseados por un extraño. Esta avalancha de protestas obligó a la TSA a dar explicaciones: «Nuestros agentes están entrenados para asegurar a los padres un proceso de control respetuoso y al mismo tiempo velar por la máxima seguridad de los pasajeros». Ante la insistencia de algunos medios, la TSA confirmó que modificaría los cacheos a «menores de 12 años», pero se negó a especificar en qué consistiría este cambio.

Los nuevos procedimientos han causado «estupefacción y horror», según la principal asociación de defensa de pasajeros, Flyers Rights, que añade que esta flagrante agresión a la intimidad, «con tocamiento de genitales y otras partes íntimas del cuerpo», sólo está justificada «en un caso extremo».

Asociaciones de todo tipo, desde pilotos, azafatas, organizaciones religiosas y de defensa de los derechos civiles, aseguran haber recibido cientos de quejas y consideran las nuevas medidas como inaceptables, peligrosas o humillantes.

Varios legisladores han solicitado que se supriman. Ron Paul lo hizo en el Congreso con un encendido discurso que circula entre los más vistos en Internet de los últimos días: «Los pilotos están hartos de esto, la gente está harta, yo estoy harto. Todo el mundo está harto. El pueblo americano ha aceptado que se le trate como ganado a cambio de seguridad. Ya está bien, es hora de quitarse de encima las cadenas del gobierno».

Ron Paul apoya también el rechazo a los scanners como forma de protesta civil. Esta idea parte de We won’t fly.com y de Ouptoutday.com, dos páginas que proponen un boicot nacional el miércoles 24, víspera de Thanksgiving, la principal fiesta familiar en EEUU, cuando se da el mayor número de desplazamientos del año. Si una parte significativa de los pasajeros se negase a pasar por ellos los cacheos ralentizarían el proceso tanto que los aeropuertos se colapsarían.

En el Senado, el representante republicano por Florida, George LeMieux, se unió al coro de la indignación: «No me gustaría que a mi mujer la tocasen así, ni a mí tampoco». El congresista del mismo estado, John Mica, también republicano, ha solicitado a 150 aeropuertos que sustituyan los agentes de la TSA por seguridad privada. Los estados de Idaho y Nueva Jersey también han solicitado el fin de los nuevos procedimientos, por motivos de seguridad y de respeto a la intimidad.

El popular presentador de Fox News Glenn Beck, quizá la mayor estrella de la derecha mediática estadounidense, protagonista de la gran manifestación del Tea Party en Washington el pasado verano, rechazó en su cadena estas medidas: «¿Un hombre de 40 años va a tocar a mi hijo de 5 años en sus partes? ¡No señor!». En el mismo programa el juez Andrew Napolitano, conocido defensor de las libertades civiles y políticas, recordó que estos cacheos atentan contra la Cuarta Enmienda de la Constitución, que prohíbe registros injustificados contra las personas y sus propiedades.

A pesar de este clamor popular el Gobierno mantendrá los porno-escáneres y los cacheos «amorosos», si bien sus máximos responsables se niegan a pasar por ellos: el presidente, Barack Obama, reconoció en la cumbre de Lisboa que estos problemas no le afectan, pero aseguró que son necesarios; la secretaria de Estado Hillary Clinton coincidió con su superior y después dijo entre risas que ella «no se sometería a esos cacheos»; y el director de la TSA, John Pistole, los justificó ayer mismo en nombre de la seguridad.

No sólo se van a mantener los 385 escáneres actuales, repartidos en 70 aeropuertos, sino que se va a aumentar su número en los próximos meses. Hasta que el Gobierno de Obama cambie de opinión, a los pasajeros sólo les queda el derecho al pataleo y el grito de guerra mencionado al comienzo de esta crónica, que ya ha inspirado alguna canción sarcástica: «Don’t touch my junk!«.

Un pasajero se dispone a atravesar un escáner avanzado en el aeropuerto Dulles, en Sterling (Virginia, EE UU). La Autoridad de Seguridad de Transporte de EE UU mantiene, pese al malestar de los viajeros, los nuevos protocolos de seguridad, que incluyen inspecciones físicas y escáneres avanzados que ofrecen imágenes de cuerpos desnudos. Las protestas por estas medidas se han multiplicado ante la proximidad de las vacaciones del Día de Acción de Gracias, que comienzan este miércoles y se prolongan hasta el domingo, y para las que varios grupos de activistas han instado a los millones de pasajeros que se disponen a viajar a que se nieguen a pasar por los escáneres.

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